Era de esperar que antes o después reaparecería en la escena gastronómica balear con un proyecto único y personal. Y lo ha hecho. Su vida no sólo podía ser Fosh Food. Una estrella de los fogones como él necesita dar rienda suelta a su creatividad y plasmar en un plato la genialidad de su estilo.

No corren buenos tiempos para el mundo de la cocina, sin embargo, la formación, cultura y criterio de Marc Fosh le han hecho confeccionar el espacio Simply Fosh en lo que antes era el restaurante Refectori, del Hotel Convent de la Missió. Un nuevo concepto que se ajusta a los nuevos tiempos “sencillo, con estilo, de cocina tradicional con toques modernos y precios más ajustados”, explica el chef.

Abrirá sus puertas el próximo 1 de abril con un menú de mercado para los almuerzos de 18 euros y de 35 para las cenas. Sin olvidar su servicio a la carta que rondará entre los 40 y 45 euros. Y es que, la experiencia de la alta gastronomía, las estrellas Michelin y Fosh Food le han enseñado que lo que gusta a los comensales es el toque más humano, la cocina honesta. “Quiero que Simply Fosh sea el mejor restaurante de Palma, muy mediterráneo, con productos frescos y con una cocina muy bien elaborada, sana y equilibrada”, apunta Fosh.

Atrás quedan las sofisticadas cartas de vino en las que el cliente se ‘vuelve loco’ por encontrar una añada que se ajuste a su presupuesto. Ahora se clasificarán por precios, desde un mínimo de 16 euros hasta las sumas más elevadas. El servicio también dará un giro: mesas más informales, botella de vino sobre la mesa, música ambiente moderna y ya no se explicará el plato en la mesa. «El objetivo es el disfrute, pasar un buen rato lejos de los formalismos ‘gourmet’, que todo sea más sencillo y divertido y, sobre todo, con precios ajustados. Lo que queremos ofrecer se expresa en inglés con dos palabras: Affordable Glamour (glamour accesible)», comenta Marc.

El espacio favorece mucho el espíritu del que se quiere dotar al restaurante. Elegante, en el centro de Palma, con terraza y con un bar que, sin lugar a dudas, favorecerá largas y agradables veladas del siglo XXI al calor de las piedras de un edificio construido en el XVII.

En una carrera de fondo que no ha hecho más que comenzar, se vislumbra un futuro más que prometedor que culminará en otros proyectos en los que, entonces sí, las pretensiones pasarán por alcanzar dos o tres estrellas Michelin. Ahí es nada.

Fuente : EL MUNDO